Semana Santa: el miércoles a las 11hs. en la Iglesia Catedral se celebrará la Misa Crismal presidida por Mons. Jorge Eduardo

Como Peregrinos de Esperanza, el miércoles 16 de abril a las 11 hs., en la Catedral Nuestra Señora de las Mercedes, nuestro Padre Obispo +Jorge Eduardo presidirá la Santa Misa Crismal. Concelebrará el obispo auxiliar Mauricio; junto a los sacerdotes de la arquidiócesis. Será una Eucaristía que nos anima a vivir con plenitud la Semana Santa.

Durante la celebración eucarística, se consagrará el Santo Crisma y se bendecirán los óleos de los enfermos. En esta bellísima Misa nuestros sacerdotes comparten un profundo momento de fe en el que renuevan sus promesas sacerdotales. Como Iglesia arquidiocesana de Mercedes-Luján, te animamos a compartir junto al clero esta gracia.

Durante la Eucaristía se ofrecerá una colecta destinada a contribuir con los cuidados de salud de los sacerdotes de nuestra Iglesia peregrina. Vos también sos parte de este caminar juntos.

Contamos con vos, te esperamos este miércoles 16 a las 11 hs. en la Catedral de Mercedes. Quienes no puedan concurrir, podrán acompañar la Eucaristía a través del Canal oficial de la Arquidiócesis en www.youtube.com/arquidiocesismercedeslujan

Carta al comienzo del año 2025 Año Jubilar Peregrinos de Esperanza

Querida Iglesia de Mercedes-Luján:
¡Que la esperanza se instale con tal fuerza en nuestros corazones que nada, ni nadie nos la quite!
Estamos comenzando un nuevo año y deseamos que todos los desafíos que tengamos que enfrentar tanto personal como eclesialmente, podamos llevarlos adelante con la seguridad que Dios camina con nosotros, nosotros caminamos con Él y que caminamos juntos. Eso nos enseñó el Sínodo y esa es una certeza que se quedó grabada con fuerza en nuestros corazones y nos llena de una esperanza que no será defraudada.
En este año jubilar de la Esperanza, junto con la invitación que nos hiciese el Santo Padre Francisco, al que debemos acompañar en estos momentos con una oración sentida y fuerte por su salud, comenzamos a concretar los desafíos que nos dejó como mandato el Sínodo.
Cinco temas:
Lo primero, es crecer en un estilo de Iglesia que se centra en la Comunión, La Misión y la Misericordia. Todo lo que hagamos debe estar inspirado en estas tres dimensiones de nuestra vida cristiana vivida en esta Iglesia Particular de Mercedes-Luján.
Lo segundo, es tener en cuenta las diez disposiciones promulgadas:
1.Que todos los organismos entren en un proceso de confirmación y renovación.
2.Que las comunidades parroquiales fortalezcan y renueven sus estructuras de comunión, participación y misión.
3.Que vivamos la dinámica de Asamblea Eclesial.
4.Que se dinamice la animación, coordinación pastoral y calendario.
5.Que se fortalezca el Equipo de Animación Misionera para una Misión Permanente.
6. Que la Junta de Catequesis anime y coordine la catequesis en todos los niveles.
7. Que los colegios generen un Proyecto Educativo Pastoral, articulado en un Equipo de Pastoral Arquidiocesano.
8. Que se cree la “Escuela Sínodo” al servicio de la formación arquidiocesana.
9. Que los Animadores de los Centros Misioneros ingresen en un proceso de formación y
acompañamiento.
10. Que dentro del Equipo de Liturgia, se forme el Equipo de Animación de Música y Cantos.
Estas diez disposiciones, tienen el fin de poner en concreto lo que el Sínodo ha ido trabajando en estos años y que se han plasmado en su Documento Final “Llamados por el Espíritu del Señor a ser Buena Noticia y comunicarla a todos, todos, todos”. Por eso, les pedimos por favor, que en cada Comunidad Parroquial, cada Movimiento e Institución y en cada Área Pastoral, se vayan implementando según las características y posibilidades de cada uno. No están para abandonarlas en un cajón.
Lo tercero, es que el sábado 26 de abril de 2025, después de celebrar la Pascua del Señor, nos reuniremos en Asamblea Eclesial, para que todos los Organismos Arquidiocesanos, representados por dos miembros cada uno, presenten a toda la Iglesia, cómo piensan adecuarse a las Orientaciones del Sínodo y quiénes lo llevarán adelante.
Antes, el 22 de marzo, nos reuniremos para celebrar la ordenación de un diácono y tres sacerdotes y luego, el 11 de mayo, haremos la peregrinación hacia el Santuario de Nuestra Señora de Luján y así daremos final a la celebración por los 90 años de nuestra Arquidiócesis, en el marco del año jubilar, por eso el lema será: “Peregrinos de esperanza”.
Lo cuarto, es que dentro del Consejo Arquidiocesano de Pastoral, hemos formado una Mesa Ejecutiva, cuyo rol es animar, coordinar y facilitar todas las decisiones y acciones del Consejo, compuesta por el matrimonio de Mónica y Gustavo Marcel, como coordinadores, Mercedes Isola, como secretaria y el Pbro. Claudio Mosca como asesor y nexo con el Consejo Presbiteral.
Lo quinto, es que la Escuela Sínodo presentará sus primeros proyectos formativos para este año en el mes de marzo y en la Asamblea Eclesial de abril hará la presentación de su programación completa.
Finalmente, el miércoles 5 de marzo será de Cenizas y comenzaremos el camino cuaresmal que tanto bien nos hace, porque volveremos a escuchar una vez más la llamada que nuestro Dios, colmado de Amor y de Misericordia, nos hace para volver a Él y para que el corazón se nos llene de un genuino deseo de seguir al
Señor Jesús, en todo.
Les aseguramos que siempre rezamos por ustedes, les mandamos un abrazo fraterno y nuestra bendición. +Mauricio Landra +Jorge Eduardo Scheinig.-
Obispo Auxiliar Arzobispo de Mercedes-Luján

Misa en memoria del Beato Cardenal Eduardo Pironio

El 4 de febrero será la Memoria (libre) del Beato Eduardo Francisco #CardenalPironio. Ayer domingo , en el @santuariodelujan en este domingo en que hemos celebrado la Presentación del Señor compartimos la Santa Misa en Memoria agradecida por el testimonio de vida de #BeatoPironio.

Presidió la Eucaristía el arzobispo de Mercedes-Luján, +Jorge Eduardo Scheinig. Concelebró el obispo de la diócesis de 9 de Julio, tierra natal del Cardenal Pironio, +Ariel Torrado Mosconi.

En este Año Santo al que nos ha convocado el Papa Francisco a «todos, todos, todos», le pedimos al Cardenal Pironio, profeta de la esperanza, su intercesión para que juntos removemos la esperanza que no defrauda.

A través de la pronunciación de su homilía, +Jorge Eduardo Scheinig expresó: «El Papa Francisco nos ha invitado a ser este año peregrinos de esperanza, es un año jubilar, un año para poner de vuelta todo en blanco; renovarnos; hacer eso tan lindo que uno hace cuando lava. Es un año para lavarnos y renovar la esperanza. Porque la esperanza es un motor enorme para la vida. Una persona esperanzada tiene una fuerza que no lo para nadie. La desesperanza también es un motor enorme para frenar La esperanza te levanta, la desesperanza te mata. Cuidado, lo digo de vuelta. La desesperanza también genera muerte, por eso es muy importante para nosotros que seguimos a Jesús, como nos propone el Papa Francisco en este año, renovar la esperanza. Que, como todo en la vida, hay que darle un sentido profundo, después hay que cuidar la esperanza. Uno tiene que decir ¿dónde pongo la esperanza? Y cuando descubrís dónde está tu esperanza, después hay que cuidarla.

El Evangelio que recién leímos nos cuenta, como les decía al comienzo de la Misa, ese momento en el que José y María llevan al niño para presentarlo al Señor ¿Qué hacían los judíos en aquella época? Y hoy lo siguen haciendo. A los varones los circuncidaban como un signo de pertenencia a un pueblo. Y, le da un nombre ahí, como nosotros hacemos en el bautismo, este se llama Jesús. Y, como era el primer hijo varón, la tradición decía que todo lo primero se lo ofrecía el pueblo a Dios. Vos hacías una cosecha y la primera cosecha decía Dios, gracias. Muchos de ustedes cuando compran el auto vienen con la llave…, algo parecido, eso que uno vive como algo lindo, gracias a Dios. Y como las mujeres cuando hacen el parto sangran y la sangre para el pueblo de Israel era mancha, había que purificarla a la mujer, entonces, en esa celebración se presentaba al niño, se lo circuncidaba, se le daba el nombre y la mujer se purificaba.

En esas circunstancias, imagínense un templo como este, lleno, y ahí había un anciano, Simeón, que cuando lo ver venir al niño, con su mamá y su papá, lo ve a ese niño y siente algo dentro suyo que lo renueva totalmente, le cambia la vida. Entonces dice, “ya está, ahora me puedo morir tranquilo, porque he visto la luz, he visto el elegido de Dios, el Mesías, ese niño es el que Dios había prometido”. Simeón se llena de esperanza.

¿Qué es la esperanza? Cuando tu anhelo más profundo se ve colmado de Dios. Vos esperas algo, te muestra algo y vos decís, ya está, ahora sí estoy seguro, estoy seguro; apuesto a todo lo que quieran, que muchos de ustedes hoy renuevan la esperanza. Ustedes vinieron hoy con sus peticiones a la Virgen, vinieron caminando, trajeron a sus hijos a bautizarse. No sé por qué vienen hoy, pero vienen con anhelos, vienen con deseos, vienen con sueños. Y estamos celebrando la Misa, y algo pasa y uno dice: “Sí, sí, es verdad”. Se genera un encuentro entre Dios y vos, Dios y nosotros y ese encuentro te renueva la vida. Y cuando vos descubriste esto, no lo perdes más. Cuando vos te diste cuenta que esto es real, que la esperanza es real, no la perdes más. La esperanza no defrauda, en todo caso hay que cuidar la esperanza, porque hay muchas cosas negativas que te desesperan. Pero eso que vivieron Simeón y Ana lo estamos viviendo nosotros hoy. Les cuento esto: La Iglesia, hace unos años, unos 60 años, hizo un encuentro que llamamos Concilio Vaticano II y volvió a tomar conciencia que la misión de la Iglesia es generar esperanza en los pueblos. Que la misión que tiene la Iglesia es que los sueños de unos se encuentren con Dios y el corazón se sienta pleno de esperanza. Y desde hace 60 años, el Papa Pablo VI, Juan Pablo I, con un poquitito de tiempo, con esa sonrisa tan linda, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco, son profetas de esperanza porque hacen todo lo posible para que la Iglesia, nosotros, todos, todos, todos nosotros, que somos la Iglesia, los seguidores de Jesús, seamos animadores de esperanza, le digamos a la gente que es posible que Dios, colme nuestros sueños, nuestros anhelos, que sea la luz de nuestra vida.

Entonces, el Cardenal Pironio, que hoy recordamos, fue un hombre que se dio cuenta de lo que decía el Concilio, lo hizo propio, lo hizo carne, de verdad lo hizo carne; se enamoró de esa propuesta y él también se convirtió en un profeta de la esperanza. Fue un obispo que estuvo en la Argentina, después estuvo en una misión para toda América Latina y después para la Iglesia universal. Fue un trabajador de la esperanza, su pastoral es la pastoral de la esperanza porque él trabajaba con un trabajo artesanal muy cuidadoso, muy delicado para que la vida concreta de la gente, especialmente de los más pobres, en ese encuentro naciera una esperanza nueva, que fuera un motor para la vida, peleó contra la desesperanza, contra todo lo que provoca desesperanza. Se convirtió en un hombre de palabras fuertes, palabra profética para que la Iglesia, todos nosotros, seamos personas llenas de esperanza. Agradecemos su testimonio de vida, sus palabras, y sigue resonando en nosotros ese ánimo que tenemos que cuidar porque
los tiempos del Cardenal de Pironio no fueron fáciles. Fue un hombre incluso que tuvo que soportar la difamación, se hablaba mal de él. Se lo ponía en sospecha y, sin embargo, no aflojaba, seguía siendo un hombre animador de la esperanza.

Hay tiempos que el mundo está más tranquilo y hay tiempos que el mundo se convulsiona. No solo una parte del mundo, que siempre en un mundo tan grande como el nuestro siempre va a haber dificultades, pero hay momentos que pareciera que en el mundo aparece una nube como una sombra, como algo que oscurece. Y, entonces genera división, genera enfrentamiento. Las divisiones no son nuevas. No es que hoy es la primera vez que el mundo se divide. Pero hoy estamos siendo testigos de un mundo agresivo, violento, no solo en los discursos, que lo son. Un mundo que se agrede, que nos agredimos unos a otros con fuerza, sin posibilidad de diálogo, de encuentro. Un mundo que genera líderes que son capaces de deportar masivamente a las poblaciones migrantes o generar muros entre pueblos o hacer de una forma política, social y económica un poder basado en agredir al otro, en maltratar al otro y es posible entonces que estemos tentados a la desesperanza. ¿Cómo trabaja la desesperanza? Nos resume, nos enfrenta, nos hace bajar los brazos. Y hace falta entonces hoy que, como el Cardenal Pironio, tomemos esa antorcha de la esperanza que no defrauda y seamos capaces! capaces de en esta vida concreta, en esta vida concreta, en este momento de la historia que nos toca vivir y ser profetas de la esperanza. Y a pesar de todo, de toda propuesta política, social, de todo discurso, trabajemos por la fraternidad humana.

Nuestra esperanza es la fraternidad. es la fraternidad. Nuestra esperanza es la comunión entre pueblos, entre personas. Quien se dispone a trabajar así, quien se dispone para ser un hombre esperanzado y hacer que muchos tengan esperanza, va a sufrir, va a sufrir porque esto genera tensiones porque esto genera tensiones, genera dolor e incomprensión. Somos testigos en este tiempo, en las redes habla un obispo con todo su mejor deseo de fraternidad y lo matan, no dice nada malo, pero lo matan. El que se dedique a trabajar por la esperanza va a sufrir. Pero quiero decir esto con toda claridad, se lo digo con mucha humildad también. El sufrimiento no te lleva a la desesperanza. No se deje intentar, porque muchas veces el cansancio de la vida cotidiana, el sufrimiento no es necesariamente el motivo de la desesperanza. Es dolor, es sufrimiento, pero uno puede en esas circunstancias sostener el deseo de que mi anhelo, mi sueño, se encuentre con Dios y eso me vuelva a llenar de esperanza.

Entonces la esperanza necesita de la confianza en Dios. Nosotros nos apoyamos en Dios. En el antiguo testamento, el pueblo de Dios no lo podía nombrar a Dios, entonces usaba adjetivos. Un adjetivo que a mí me encanta y que es lindísimo, es roca. Dios es roca. Yo me puedo apoyar en Dios. Confío en Él, en medio de circunstancias difíciles, confío en Él. Y sé que mi sueño será bendecido por Dios. Mi anhelo profundo será colmado por Dios. La esperanza no defrauda. Demos gracias a Dios por el Cardenal Pironio, profeta de esperanza y pidamos que hoy surjan nuevos hombres y mujeres que sean capaces de animarnos a la esperanza, aunque tengan que sufrir. Vamos a pedírselo a Dios y a María de Luján, a la que el Cardenal Pironio amaba con todo su corazón, por eso él está sepultado aquí.»
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Anuncian ordenaciones diaconales y sacerdotales en la Arquidiócesis de Mercedes-Luján

El próximo sábado 22 de marzo será un día de profunda significación para la comunidad católica de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, ya que se llevarán a cabo importantes ordenaciones diaconales y sacerdotales en el «Estadio Centro», ubicado en Belgrano 67, en la ciudad de Chivilcoy.

En la ceremonia, que será presidida por el arzobispo Jorge Eduardo Scheinig, recibirán el sacramento del Orden Sagrado como sacerdotes Agustín BáezAgustín Denezio y Nicolás Monti. Asimismo, el seminarista Manuel Asenzo será ordenado diácono, dando un nuevo paso en su camino hacia el sacerdocio.

La misa comenzará a las 11:00 horas, y al concluir el acto litúrgico se compartirá un ágape entre los presentes, un momento de comunión y celebración comunitaria.

Desde la arquidiócesis expresaron su gratitud por estos nuevos ministerios. «Damos gracias a Jesús Buen Pastor por la fecundidad del ministerio de cada uno de ellos. Le pedimos a la Santísima Virgen María, en sus advocaciones de Nuestra Señora de las Mercedes y de Luján, por las gracias derramadas en nuestra Iglesia arquidiocesana», destacaron en un comunicado oficial.

Las ordenaciones representan un hito significativo en la vida de la Iglesia, ya que refuerzan el compromiso de nuevos ministros con su labor pastoral, evangelizadora y comunitaria. La entrega de estos jóvenes al servicio del pueblo de Dios se da en un contexto de renovación espiritual en la arquidiócesis, que se prepara para celebrar este gran acontecimiento con fe y esperanza.

Fuente: Noticias Mercedinas

Vaticano destituye a sacerdote de Mercedes-Luján por delitos contra el ministerio sacerdotal

El Arzobispado de Mercedes-Luján informó que el sacerdote Alejandro Rodolfo Gwerder fue dimitido del estado clerical por decisión del Dicasterio para el Clero tras un proceso en su contra por delitos contra la obediencia, la comunión y las obligaciones inherentes al ministerio sacerdotal.

Con esta sanción, Gwerder queda inhabilitado para ejercer el sacerdocio, predicar homilías y desempeñar cualquier tarea eclesiástica.

La decisión fue comunicada a través del protocolo oficial 004/25 emitido el 16 de enero de 2025.

El Arzobispado expresó un mensaje de esperanza y oración por el sacerdote sancionado, invocando al Señor y a la Virgen para que lo acompañen en este «tiempo importante» de su vida.

La medida se enmarca en las normativas del Derecho Canónica que regulan la conducta de los miembros del clero, subrayando el compromiso de la Iglesia con la disciplina y la transparencia.

Fuente: Noticias Mercedinas

Con Ocasión del Año Jubilar: Peregrinos de esperanza

Unidos al Papa Francisco y a toda la Iglesia Universal.

El Papa Francisco, como Pastor de la Iglesia Universal, con su autoridad Apostólica y de acuerdo a la tradición de la Iglesia, ha convocado a un nuevo año Jubilar invitándonos a ser “Peregrinos de la esperanza”.

En profunda comunión con él y como pastor de esta Iglesia Particular de Mercedes-Luján, junto a mi hermano y obispo auxiliar Mauricio Landra, es que inauguramos solemnemente este tiempo jubilar en nuestra Iglesia Catedral.

El Santo Padre Francisco que es un sabio y cuidadoso examinador y escrutador de los signos de los tiempos, percibe que el mundo necesita urgentemente un baño de Esperanza y de la Misericordia de Dios, porque son muchas las situaciones que las mayorías humanas enfrentan para vivir con dignidad. Juzga además, que en tiempo de guerras tan complejas como absurdas, todos, en todo el mundo, necesitamos apaciguar los corazones, recibiendo de parte del Bueno de Dios, el don de la Paz.

Precisamos Paz con urgencia. Paz para los pueblos martirizados. Considera entonces Francisco que es importante ser “Peregrinos de Esperanza”, ya que ésta no defrauda y así, volver a descubrir el horizonte de Vida Plena a la que está llamada cada persona y la humanidad toda. Esperanza que da sentido a la vida. Al mismo tiempo, nos invita a que la Iglesia sea facilitadora para que todos puedan encontrarse con “el
Rostro Misericordioso de Dios”. Entonces, en este año jubilar, la propuesta pastoral que nos hace el Papa, no es pasar por “la puerta”, sino “peregrinar” hacia el encuentro con el Señor de la Misericordia y
renovar así nuestra esperanza.

Esto implica de parte de toda la Iglesia “no quedar atrás en su apoyo a la necesidad de una alianza social para la esperanza, que sea inclusiva y no ideológica, y que trabaje por un porvenir que se caracterice por la sonrisa de muchos niños y niñas que vendrán a llenar las tantas cunas vacías que ya hay en numerosas partes del mundo. Pero todos, en realidad, necesitamos recuperar la alegría de vivir, porque el ser
humano, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26), no puede conformarse con sobrevivir o subsistir mediocremente, amoldándose al momento presente y dejándose satisfacer solamente por
realidades materiales. Eso nos encierra en el individualismo y corroe la esperanza, generando una tristeza que se anida en el corazón, volviéndonos desagradables e intolerantes”.

Nuestra Iglesia Arquidiocesana, llamada a la Comunión-Misión-Misericordia Nosotros hemos realizado y celebrado nuestro propio Sínodo sobre “Evangelización y Catequesis Hoy” que nos ha dejado un rumbo y un camino concreto a transitar por todas las comunidades. Tres son los desafíos que hemos descubierto como la llamada que el mismo Dios nos está haciendo y a la que nos comprometimos a escuchar y responder, porque creemos que esa es su voluntad. ComuniónMisión- Misericordia.

El Sínodo nos dice que nuestra misión es llegar a todos, todos, todos, en sus circunstancias concretas de vida, para lo cual, debemos fortalecer nuestra comunión afectiva y efectiva. Comunión entre personas,
entre grupos, entre generaciones. Comunión real, existencial, vital, que nos haga sentir a gusto en nuestras comunidades y fortalecidos para el desafío de la misión. Comunión también de las estructuras
parroquiales, zonales, arquidiocesanas. Pero, también volvimos a descubrir con serena alegría, que el estilo de nuestra vida eclesial y pastoral, igual que el estilo de Jesús, es la Misericordia. Queremos y necesitamos ser una Iglesia llena de misericordia con todos y hacia todos. Misericordia que se expresa en nuestra capacidad de recibir a todos, escucharlos, acogerlos, incluirlos e integrarlos. Misericordia que se vive en el perdón cotidiano hacia el interior de nuestras familias y comunidades y que se da a toda persona que los busca y lo necesita. Misericordia que se vuelca hacia toda persona que se encuentra herida, rota, desposeída, en soledad, en angustia, en enfermedad y se expresa en poder dar una mano sencilla y franca que le hace sentir al otro que es valioso, valiosa, digno. Es la misericordia de Dios que nos da el “poder de llegar a ser hijas e hijos de Dios” (Jn. 1,12).

El año Jubilar que el Papa Francisco nos invita a transitar es para nosotros la ocasión de vivir de manera concreta el camino de la Misericordia que nos pide nuestro Sínodo y ofrecerlo a manos llenas y brazos
abiertos a todos. Llamados a vivir la Misericordia en el perdón concreto Les proponemos que sea un año fuerte de perdón sincero y concreto porque allí podemos experimentar la Misericordia Viva del Señor que sostiene nuestra misericordia, la que damos y recibimos cuando perdonamos. Perdón en las familias. Necesitamos poder sanar los vínculos familiares que son tan necesarios para nuestra vida, para nuestro presente y futuro, para nuestro desarrollo y crecimiento. Perdonarnos en la familia es intentar reponernos, fortalecernos, dando paso a lo mejor de cada uno y de la misma familia toda. El jubileo es un tiempo propicio para volver a elegirnos con todo el corazón. Perdón en nuestras comunidades. Muchas veces, al interior de nuestras comunidades parroquiales hay heridas que nos separan y en ocasiones nos enfrentan. El jubileo es el tiempo para perdonarnos, volver a la amistad y generar comunión. Necesitamos ejercitarnos en el perdón para ser comunidades sanas y testimoniales, capaces de ofrecer en nuestros vecindarios un espacio distinto, donde el que lo deseé encuentre hermanas y hermanos creyentes, peregrinos de esperanza y unidos en la caridad.

Perdón en nuestros vecindarios y ciudades. Los cristianos vivimos insertos en nuestros barrios, somos vecinos. Sin embargo, a veces nos peleamos con el que convivimos y encontramos en la calle, en los
lugares que frecuentamos para hacer las compras y vivir lo cotidiano. El jubileo es el tiempo de volver a descubrir la fuerza del testimonio que se alcanza con una vida coherente. No podemos ir a misa los
domingos y pasar de largo frente al vecino con el que me peleé o aquel que me está necesitando.

Perdón en nuestros lugares de trabajo. Allí pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. Muchas veces, nuestros compañeros de trabajo son como una segunda familia. Allí también hay experiencias dolorosas
en las que por alguna circunstancia nos hemos lastimado. El jubileo es un año bueno para proponernos volver a empezar y hacer de nuestros lugares de trabajo un lugar de fraternidad. Perdón en nuestro país. El país no nos queda lejos, está en nuestro corazón, en nuestros pensamientos y en nuestra manera de convivir socialmente. Necesitamos alcanzar una real amistad social, que significa la capacidad que todos tengamos que saber convivir en medio de las diferencias. Los cristianos debemos dar una mano para generar una convivencia social de mayor calidad de vida. Necesitamos perdonar e invitar al perdón. Esto no significa resignar la memoria, porque perderíamos nuestra identidad. Pero podemos intentar perdonarnos porque mucho nos hemos maltratado. Perdonarnos para alcanzar diálogos constructivos que posibiliten una Patria de hermanos.

Perdón de las deudas económicas. Un tema muy delicado para la vida cotidiana, familiar y social, son las deudas económicas. Las deudas hay que pagarlas, pero el Jubileo también es un tiempo para animarnos
a perdonarlas, ya que ellas junto a los intereses financieros que se actualizan al ritmo inflacionario y/o usurario, se convierten en algunos casos prácticamente impagables. Más allá de lo que es justo, es
posible dar vuelta la página, para ayudar a que muchos hermanos no vivan condenados de por vida. Algo parecido pasa con los países más pobres, a los que los organismos internacionales les exigen la
devolución de la plata pero con intereses que rayan con la usura. El Papa está pidiendo con fuerza, que los países más ricos perdonen las deudas a los países más pobres para que puedan encontrar el propio
camino del desarrollo. Podemos tener razones estrictamente religiosas, que muchas veces son inéditas, magnánimas, generosas y nos invitan a salir de los razonamientos lógicos. Perdonar las deudas
económicas en una acción llena de un sentido religioso de la vida que privilegia la misericordia por sobre la justicia. Este perdón se alimenta y enriquece con la práctica del sacramento de la reconciliación. Es bueno que en el año jubilar, volvamos a la práctica de la confesión que lleva directamente a la experiencia de la Misericordia del Padre que siempre nos perdona. Porque nuestros pecados son importantes, pero lo es mucho más la Misericordia del Padre, que nos la hace explícita cuando un sacerdote, en Su Nombre, nos perdona.

Misericordiosos y solidarios con los enfermos, los ancianos, los presos y los más pobres. El Papa Francisco nos invita en este Jubileo a estar muy atentos y solidarios con los más frágiles y con el mundo que habitan: sus hogares, las casas de ancianos, las cárceles, los barrios pobres y la misma calle. Cada uno de nosotros sabe que este tiempo histórico que nos toca vivir es maravilloso en tantos avances tecnológicos, médicos y también humanos; pero simultáneamente, es un mundo que no le da las mismas oportunidades a todos, que excluye, que se desentiende, que es indiferente, que arroja a soledades profundas y que lastima. Sabemos en lo profundo de nuestros corazones que son muchos los que están sufriendo diferentes formas de dolor y que necesitan sí o sí de corazones misericordiosos y manos solidarias.

El año Jubilar es un tiempo oportuno para acercarnos y acortar distancias. Nuestro Sínodo se manifestó pidiéndole a nuestra Iglesia de Mercedes-Luján que todo lo viva con el estilo que tenía Jesús: la Misericordia. Nuestras celebraciones, nuestra catequesis, nuestra caridad, nuestra evangelización hacia todos, todos, todos, debe ser al estilo de Jesús: todo con misericordia. Visitemos enfermos, ancianos, presos, acompañemos a los pobres, seamos servidores de esta Buena Noticia: “nuestro Dios nos ama con amor preferencial a cada una y a cada uno de los seres humanos que habitamos este suelo bendito”.

Nuestras Iglesias Jubilares y dos momentos pastorales muy importantes Será una ocasión de peregrinación hacia los lugares designados como Iglesias Jubilares: la Basílica de Nuestra Señora de Luján; la Catedral, en la ciudad de Mercedes; la parroquia San Marcos Evangelista, en la ciudad de Marcos Paz; la parroquia San Pedro Apóstol, en la ciudad de Chivilcoy y San Ignacio, en la ciudad de Junín. Serán lugares a los que invitamos a peregrinar de manera personal y comunitaria. Sería muy conveniente que ese día se prepare muy bien todo lo que reflexionaremos y rezaremos en el camino y la llegada al lugar de destino, siempre en torno a la esperanza. Designo también como Iglesia Jubilar a Nuestra Señora de la Guardia, en la ciudad de Mercedes y al Hogar de Cristo, San Francisco de Asís, que allí reside. Considero es un lugar hermoso para ir de peregrinación en comunidad, o personalmente, al encuentro del Señor de la Misericordia que se nos manifiesta en los jóvenes que viven en el Hogar. Es un lugar para ir a rezar y encontrarse desde el corazón, con hermanos que desean salir de noches muy oscuras y que ya han iniciado un camino de recuperación, que es sin duda un camino de esperanza. Les pido que se animen a peregrinar hacia allí y conocer un lugar que ayuda a descubrir lo valiosa que es toda vida que hace la elección de caminar con esperanza porque, si así no se hiciese, es imposible. Preparen una linda peregrinación y reciban allí las indulgencias del año Jubilar.

Tendremos además, dos eventos Arquidiocesanos que proponemos dentro del marco del Jubileo, como momentos de peregrinación, que son de suma importancia: “La peregrinación de toda la arquidiócesis
hacia el Santuario de nuestra Madre de Luján”, el 11 de mayo, donde daremos por terminado el año de celebración de los 90 años de nuestra Arquidiócesis, y “La jornada mundial de los pobres”, que se
realizará en noviembre del 2025.

Las indulgencias: Al mismo tiempo, estamos invitados a alcanzar durante el año jubilar y en diversas circunstancias el don de las indulgencias. Nos dice el Papa Francisco: “La indulgencia, en efecto, permite descubrir cuán ilimitada es la Misericordia de Dios. No sin razón en la antigüedad el término “misericordia” era intercambiable con el de “indulgencia”, precisamente porque pretende expresar la plenitud del perdón de Dios que no conoce límites. El sacramento de la Penitencia nos asegura que Dios quita nuestros pecados. Resuenan con su carga de consuelo las palabras del Salmo: «Él perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. […] El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; […] no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados» (Sal 103,3-4.8.10-12). La Reconciliación sacramental no es sólo una hermosa oportunidad espiritual, sino que representa un paso decisivo, esencial e irrenunciable para el camino de fe de cada uno. En ella permitimos que Señor destruya nuestros pecados, que sane nuestros corazones, que nos levante y nos abrace, que nos muestre su rostro tierno y compasivo. No hay mejor manera de conocer a Dios que dejándonos reconciliar con Él (cf. 2 Co 5,20), experimentando su perdón. Por eso, no renunciemos a la Confesión, sino redescubramos la belleza del sacramento de la sanación y la alegría, la belleza del perdón de los pecados.

Sin embargo, como sabemos por experiencia personal, el pecado “deja huella”, lleva consigo unas consecuencias; no sólo exteriores, en cuanto consecuencias del mal cometido, sino también interiores, en
cuanto «todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio». Por lo tanto,
en nuestra humanidad débil y atraída por el mal, permanecen los “efectos residuales del pecado”. Estos son removidos por la indulgencia, siempre por la gracia de Cristo, el cual, como escribió san Pablo VI, es
«nuestra “indulgencia”».

Esa experiencia colma de perdón no puede sino abrir el corazón y la mente a perdonar. Perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya sucedió; y, sin embargo, el perdón puede permitir que
cambie el futuro y se viva de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza. El futuro iluminado por el perdón hace posible que el pasado se lea con otros ojos, más serenos, aunque estén aún surcados
por las lágrimas”. “De la abundancia del corazón habla la boca” (Lc 6,46). Estamos llamados por el Señor a vivir en coherencia y autenticidad de vida. Para ello necesitamos de la Gracia de Dios, que decide habitar en nosotros y entre nosotros, para llevar a toda la humanidad a mayor plenitud de vida.

El Papa Francisco nos ha regalado una Carta Encíclica bellísima: “Dilexit Nos”, “Nos Amó”, “Sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo”, en la que nos invita a dejarnos amar por el Señor. Les pido
que la lean, sin darse cuenta, en su lectura atenta, estarán haciendo un retiro espiritual. Dejémonos amar por el Señor, dejemos que su generoso Amor trasforme nuestra vida desde bien adentro, desde el corazón. Ayudémonos a cuidar el corazón de cada uno para que no se convierta en piedra. Cuidémonos para no perder sensibilidad hacia todos, pero muy especialmente, hacia los que enfermos, los que sufren, los pobres.

Que nuestra boca hable con palabras de paz. Que nuestras manos levanten al caído. Que nuestros pies estén ligeros para ir hacia el necesitado. Que el Jubileo nos impulse a hacer bien concretas los frutos y las orientaciones de nuestro Sínodo. Que el Jubileo transforme nuestras vidas y sea por medio de nosotros, los que seguimos a Jesús, un año de Paz y de Luz para el mundo.

Que la Madre del Señor y Madre nuestra, María de las Mercedes y de Luján, camine con nosotros todos los días de este año Jubilar y nos lleve hacia el Jesús que vive entre nosotros.

Con mi hermano, Mons. Mauricio, les damos nuestra bendición y un abrazo sincero y fraterno. Siempre rezamos por ustedes.

+ Jorge Eduardo Scheinig
Arzobispo Metropolitano
de Mercedes-Luján

Intendente Ustarroz participó del tradicional Tedeum en Catedral Basílica presidido por el Arzobispo Scheining

El jefe comunal, Dr Juan I. Ustarroz, acompañó junto a funcionarios el tradicional Tedeum en Catedral Basílica en el marco del 214 aniversario de la Revolución de Mayo. El intendente entregó placa en conmemoración del 90 aniversario de la creación de la Diócesis Mercedes luego convertida en Arquidiócesis Mercedes – Luján El arzobispo metropolitano de Mercedes Luján, +Jorge Eduardo Scheinig, presidió la tradicional celebración del Te Deum en Acción de Gracias.
Ustarroz estuvo acompañado de funcionarios, como Clara Zunino, David Valerga, José Pisano, la presidenta del concejo Mariana San Martín, Jimena Rivas, Agustín Cotessi, Esteban Buzzalino, Martín Boragno, también acompañó el ex intendente Carlos Selva, entre otros y otras.
+Jorge Eduardo Scheining expuso, entre otros conceptos, que:
“(…) la pobreza no es una situación macro-económica ni un problema ideológico, no es un numero frio para publicitar en los diarios o las redes sociales. Los pobres son personas que desde hace décadas vienen perdiendo el trabajo, el oficio, el sustento, y también la cultura del trabajo que se trasmite de generación en generación. Los pobres, son personas que hoy no tienen trabajo. Es una pobreza que clama al cielo como un grito lacerante que nos rompe el corazón todos los días”.
“La historia es aprendizaje. Animémonos a aprender de lo vivido con esperanza. Hagámoslo mirando y caminando hacia adelante, con la historia en nuestras espaldas, pero miremos hacia adelante, con sentido de futuro y con compromiso de hermanos”.
“Nos necesitamos. Todos nos necesitamos, porque ninguna Nación podría crecer sin otras, ningún privado sin otros, ningún grupo sin otros grupos, ninguna familia sin otras familias. No existe la mínima posibilidad de vivir sin los otros. No es posible re-construir una Nación desde un individualismo cultural, social o económico. Semejante individualismo, sería una clara manifestación de un proyecto egoísta que se centra en una mirada parcializada del yo y de lo privado, y que tiene como destino la muerte tanto de la persona, como de la  Nación. Los egoístas de la parábola siguen de largo frente a los hermanos, son indiferentes y la historia no les dedica ni un párrafo”.
“Pero, “todos estamos en la misma barca” y “nadie se salva solo”, es por este motivo que me animo a expresar la necesidad de “una mística de la fraternidad” que nos ayude a reencontrarnos para trabajar juntos en todos los desafíos que tenemos por delante. Para tal mística de la fraternidad, considero que hay dos actitudes básicas pero fundamentales: la sensibilidad hacia el otro y; siempre buscar hacer el bien”.
“Necesitamos reconstruir la Argentina desde una profunda sensibilidad hacia los otros con los que compartimos la misma tierra y los mismos sueños. Todo comienza en el propio corazón que es la fuente de toda transformación social”.
El Tedeum de este año, además de conmemorar el aniversario del 25 de mayo de 2024, fue una importante ocasión por los 90 años de la Diócesis.
Al finalizar, expresó que “Da esperanza ocuparnos desde abajo y de apoco, especialmente con los jóvenes, para hacer un proyecto de Nación que con una profunda sensibilidad hacia los otros y buscando hacer siempre el bien, nos dé la posibilidad de construir una Patria de hermanos en la que nadie se quede afuera y todos, absolutamente todos, tengamos un lugar”, sostuvo +Jorge Eduardo Scheinig.

Arquidiócesis Mercedes Luján peregrinó a los pies de María de Luján

Como Iglesia arquidiocesana de Mercedes Luján, este domingo en el que junto a la Iglesia universal celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor,  nos hemos encontrado para peregrinar a la casa de nuestra Madre de Luján y poner bajo su mirada y cuidado la misión de nuestra querida Iglesia peregrina.
La ocasión es también una oportunidad para encontrarnos, reflexionar, celebrar juntos y compartir en torno a María de Luján. La jornada comenzó por la mañana en el Colegio Nuestra Señora de Luján – Hermanos Maristas, con las palabras de bienvenida por parte de nuestro padre obispo Jorge Eduardo y una reflexión conjunta.
El bloque de la mañana contó con la cálida animación por parte de la Pastoral Juvenil y los equipos pastorales, guiado este momento por el padre Sebastián Ríos.
Luego del almuerzo fraterno, iniciamos la peregrinación hacia el Santuario de Luján para rezar a los pies de María de Luján y celebrar juntos la Eucaristía que presidió el nuestro arzobispo Jorge Eduardo y que concelebro el obispo auxiliar Mauricio Landra junto a sacerdotes de distintas comunidades y toda nuestra Iglesia Arquidiocesana.
Con mucha alegría y emoción vivimos la peregrinación, caminando juntos como Iglesia Particular, viviendo esta nueva experiencia sinodal a la que se nos anima en cada acción.
Al final de la Eucaristía, el Padre Obispo Jorge Eduardo bendijo las comunidades presentes y a todo el Pueblo fiel de Dios que visitó este día la casa de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina y junto a Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de nuestra arquidiócesis.
En un tramo de su homilía, el Arzobispo Mons. Jorge Eduardo expresó: «Es verdad que también tenemos la esperanza que las cosas cambien para bien. ¿Cómo no tenerla? Claro que esperamos que haya trabajo, que no  tengamos un país sumergido en la pobreza, que nuestros niños y abuelos vivan con dignidad, que los jóvenes tengan oportunidades, que todos los argentinos tengan un buen pasar. Aún más, esperamos que no haya corrupción, que haya solidaridad, justicia social, que se trabaje por el Bien Común y que de verdad se luche contra las  adicciones y el narcotráfico. Pero esperamos mucho más, que salgamos de la decadencia moral y ética en la que estamos, que se viva en la verdad y no en la mentira, que haya un orden justo y no de tanta injusticia, que el amor y la generosidad sean parte de la vida cotidiana y no el egoísmo y el individualismo.»
«Tener en el corazón el don de esta Esperanza grande, nos ayuda a superar todas las frustraciones que vienen con las contradicciones y con el mismo pecado. Claro que entiendo los enojos, las tristezas y dolores por los fracasos que nos toca vivir. Pero la Esperanza infunde en nosotros una Luz y una Fuerza que nos ayuda a levantarnos una y otra vez para seguir caminando. Esperamos por supuesto vivir en una mejor argentina, con una mejor política, una mejor economía y una mejor sociedad, pero nosotros esperamos mucho más. Todo esto que es fundamental, no nos alcanza, esperamos mucho más, esperamos “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Y tenemos la certeza que esto ya lo alcanzó Jesucristo y lo alcanzó para nosotros. Tenemos un “ancla” en el cielo, Jesús es el ancla que ha fijado nuestra vida hacia Dios y para Dios. Allá vamos y eso no lo detiene nadie. »

Mons. Scheining nos habla.

«Lo que quiero decir, es que, en estos tiempos históricos y culturales, que también se dan aquí entre nosotros los argentinos, aparecen formas de vida atravesadas por un profundo individualismo, por una priorización del yo por sobre el nosotros, del bien individual por sobre el Bien Común y la justicia social, por un sálvese quien pueda por encima de una solidaridad afectiva y efectiva. Entonces, ser diáconos del Señor es estar en contra de esa corriente, e intentar con la palabra, los gestos y la propia vida, ser signos de otra manera de entender, de ser, de hacer y de estar en la vida.

«En ocasión de celebrar la misa de ordenación en la Basílica de Luján de tres nuevos diáconos para la Iglesia particular de Mercedes Luján, el Arzobispo de la misma Monseñor Jorge Eduardo Scheining tuvo palabras de aliento y compromiso para con los futuros sacerdotres. Aquí transcribimos la totalidad de la homilía pronunciada.-

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Padre Obispo Jorge Eduardo: Reflexiones de Pascua

El titular de la Arquidiócesis de Mercedes Luján presidión los solemnes oficios de Semana Santa en la vecina localidad de Junín, ciudad perteneciente al mapa geográfiico de la misma.-

En esta oportunidad la conmemoración de la comunidad católica de Junín estuvo acompañada por el Arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig.-

Jorge Eduardo presidió la misa de la última cena el jueves, a las 19, en la Parroquia San José, y el viernes estuvo confesando en la Iglesia San Ignacio durante la mañana.

En la Semana Santa Junín recibió la especial visita del Obispo, quien además fue parte de la celebración de la Pasión y Adoración de la Santa Cruz en San Ignacio, y participó de un Vía Crucis, desde la Parroquia San Francisco de Asís y hasta la explanada de los Colegios Normal-Nacional, yendo por Rivadavia y avenida San Martín.

El Arzobispo también estuvo el sábado en la Parroquia Sagrado Corazón de Villa Belgrano, celebrando la Vigilia Pascual y el domingo en la Capilla San Cayetano al frente de la Misa de Pascua de Resurrección.

En las distintas ceremonias se puede apreciar el grado de acompañamiento de la comunidad católica en una fecha tan cara a los sentimientos de los fieles.

Asimismo, en horas de la tarde noche del Domingo de Resurrección celebró la Santa Misa en la Iglesia Catedral de Mercedes acompañado por el Rector del Seminario Padre Lucas Jerez.-

En sus homilias, el Arzobispo dijo algunos conceptos que compartimos a continuación:

«La pobreza es algo crónico, escandaloso, difícil. Si bien tenemos que mirar para adelante, también tenemos que mirar para atrás con capacidad de autocrítica y análisis.-»

«En la causa de la pobreza están presentes la corrupción, las malas políticas, el haber privilegiado el bien personal por sobre el bien común.»

«Todos (empresarios, políticos, sindicalistas, religiosos, etc.), no supimos hacer un proceso social donde el bien común estuviera por encima de todo.»

«Debemos enamorarnos de la Patria, tenemos que recuperar el sentido de Patria. Hacerla nuestra.»

«Dar la vida no es solo morir por los demás. Dar la vida es también priorizar al otro cada día.»

«El desafío es ver los signos de Jesús en la vida cotidiana. Dios está vivo entre nosotros, haciéndonos fuertes para dar trato humano a personas en situación de vulnerabilidad.»

«Debemos ser capaces de tener una fe viva, sin fanatismos. Que animemos la fe de otros: ayudar a los demás a que vean que Dios está presente en nuestra vida cotidiana.»

Fuente: Equipo Arquidiocesano de Comunicación.-