El reconocido periodista deportivo y relator de boxeo, mercedino de alma e integrante del staff de la emisora local UDPlay 88.1 FM Santa María, conversó en Íntimamente por Radio Rivadavia con Alejandra Rubio de su vida, su historia, su infancia y muchísimo más. Alli repasó sus recuerdos en nuestra ciudad, el barrio de la calle 11, sus padres, sus estudios, sus comienzos en Oral Música Hogar de la mano de Oscar Pozzi, los aprendizajes de su padre Emilio que después lo llevaron a crear el espacio en FM Santa María de las «Historias Mercedinas Ocultas Jamás Contadas», que se siguen emitiendo por la radio.
Príncipi a los 15 años fue boxeador, subió al ring y se retiró sin poder ganar ninguna pelea. Pero el boxeo y el Luna Park le dieron las lecciones más grandes de su vida. Aprendió los códigos del respeto, a retirarse a tiempo, a no bajar los brazos y a levantarse del knockout: «Mis peleas de fondo, las más duras en lo personal, las gané con lo que aprendí en el boxeo. Como fui malo boxeando, caí en el periodismo del pugilismo que me hizo un hombre. En el Luna Park aprendí todo. Aprendí no solamente a manejarme en el boxeo, sino en la vida. Esas enseñanzas las llevo conmigo para siempre»
Príncipi contó también cómo fue que se interesó por el box cuando era muy niño y descubrió los relatos de las peleas por radio. Además, habló de su estilo al relatar y de cómo vive su trabajo: «La poesía es el respeto al escucha, más que poesía, es buscar las palabras justas. Y además, ponerle el sentimiento que uno va teniendo en ese momento. Cuando relato boxeo, yo peleo con los boxeadores, peleo con ellos. Es meterse en la pelea, y saber para qué pelea cada boxeador. No todos pelean para ser campeón del mundo. Está el que pelea para ver qué pasa, el que pelea para llegar a fin de mes, el que sabe que es el mejor de todos y necesita la foto para salir en el diario mañana. Y está el que necesita llegar a su casa lo menos golpeado posible, porque sabe que no le puede ganar a nadie, pero ese es su trabajo», expresó Osvaldo.
Muchos lo definen como: «El poeta del Boxeo». Su relato es marca registrada. Supo fusionar el periodista especializado en boxeo con el personaje emparentado con el humor en la tv. Pero supo marcar el límite entre ambos y logró que el público los supiera distinguir.
Osvaldo no se olvida de sus orígenes y de su ciudad que lo vió nacer.